Eficiencia en la asignación
La liberalización del comercio permite que los países se especialicen en la producción de aquellos bienes para cuya elaboración son relativamente más eficientes, para la cual tienen una “ventaja competitiva”. Esto permite que los países que participan en el comercio internacional produzcan más bienes y servicios aumentando así el PIB. El otro lado de la medalla es que las restricciones o distorsiones al comercio tienden a disminuir la eficiencia en la asignación. Por ejemplo, si un país del norte otorgara suficiente protección arancelaria o subsidios, y dedicara suficientes viveros y energía, podría producir café para el consumo interno. Pero esto resultaría económicamente ineficiente y ambientalmente nocivo.
Eficiencia por competición
El comercio también crea riqueza exponiendo las empresas nacionales a la competencia extranjera, forzándolas así a innovar y hacerse más eficientes. Algunas veces el mejor suministro de mercancías puede servir directamente los objetivos del desarrollo, como en el caso de las telecomunicaciones y otros suministros de infraestructura.
Pero estos beneficios de eficiencia se pierden cuando el comercio sufre restricciones o distorsiones, y hasta los productores eficientes de un determinado país pueden sufrir si son expuestos a la competencia de empresas que ejercen el monopolio a escala internacional.
Pero estos beneficios de eficiencia se pierden cuando el comercio sufre restricciones o distorsiones, y hasta los productores eficientes de un determinado país pueden sufrir si son expuestos a la competencia de empresas que ejercen el monopolio a escala internacional.
Eficiencia importada
Un tercer modo de creación de riqueza por el comercio es la apertura a la inversión extranjera o la importación de tecnología extranjera, lo cual puede aportar métodos y procesos de producción más eficientes. Estos pueden adoptar la forma de piezas de un equipo, o de técnicas de manejo introducidas por empresas extranjeras que se establecen en
el país. Algunas empresas multinacionales se adhieren a las normas globales y traen tecnologías y prácticas del mismo nivel que las que utilizan en otras partes del mundo.
Otras disminuirán el efecto de eficiencia importada utilizando tecnologías anticuadas, menos eficientes, en los países donde no se imponen tantas exigencias en materia de salud, seguridad, y protección ambiental.
Un aumento de la actividad económica también puede tener efectos negativos en el medio ambiente. La mayor parte de la actividad económica es nociva para el medio ambiente, ya sea por la extracción de materias primas o de recursos renovables, o por la producción de desechos y contaminación. El aumento de la actividad económica significa el aumento del nivel de deterioro del medio ambiente, a menos que se establezcan reglamentos para asegurar que las actividades adicionales no causarán daño, una hipótesis poco probable.
Otro posible efecto negativo deriva de la riqueza adicional producida por el comercio, misma que, como mencionamos anteriormente, puede ser beneficiosa para el medio ambiente y el desarrollo. En algunos tipos de contaminación, mayor riqueza no significa menos contaminación, sino más.
Por ejemplo, en los países más ricos del mundo las emisiones de toxinas tales como bifenilos policlorados, dioxinas y furanos son mucho mayores. El aumento de la riqueza favorece el consumo en niveles y de maneras que son peores para el medio ambiente.
El objetivo principal es hacer más comprensible la compleja relación entre el medio ambiente y el comercio internacional para los responsables de formulación de políticas, miembros de las organizaciones gubernamentales y el público en general. El trabajo también apunta a disipar la idea de que la relación entre el comercio, el medio ambiente y el desarrollo puede ser descrita fácilmente como positiva o negativa. Se trata de una interacción enormemente compleja que varía de país a país, de sector a sector, y de empresa a empresa. En esta relación hay tanto amenazas como oportunidades para los países, las comunidades locales y las empresas en búsqueda de desarrollo económico y protección ambiental.El desafío para todas las partes interesadas es aprovechar las oportunidades y reducir las amenazas y, al mismo tiempo, maximizar la contribución positiva neta que puede hacer el comercio al desarrollo sustentable. Para aprovechar estas oportunidades y reducir las amenazas es esencial que las partes interesadas tengan una comprensión más amplia y más clara de los vínculos entre el comercio, el medio ambiente y el desarrollo
Un aumento de la actividad económica también puede tener efectos negativos en el medio ambiente. La mayor parte de la actividad económica es nociva para el medio ambiente, ya sea por la extracción de materias primas o de recursos renovables, o por la producción de desechos y contaminación. El aumento de la actividad económica significa el aumento del nivel de deterioro del medio ambiente, a menos que se establezcan reglamentos para asegurar que las actividades adicionales no causarán daño, una hipótesis poco probable.
Otro posible efecto negativo deriva de la riqueza adicional producida por el comercio, misma que, como mencionamos anteriormente, puede ser beneficiosa para el medio ambiente y el desarrollo. En algunos tipos de contaminación, mayor riqueza no significa menos contaminación, sino más.
Por ejemplo, en los países más ricos del mundo las emisiones de toxinas tales como bifenilos policlorados, dioxinas y furanos son mucho mayores. El aumento de la riqueza favorece el consumo en niveles y de maneras que son peores para el medio ambiente.
El objetivo principal es hacer más comprensible la compleja relación entre el medio ambiente y el comercio internacional para los responsables de formulación de políticas, miembros de las organizaciones gubernamentales y el público en general. El trabajo también apunta a disipar la idea de que la relación entre el comercio, el medio ambiente y el desarrollo puede ser descrita fácilmente como positiva o negativa. Se trata de una interacción enormemente compleja que varía de país a país, de sector a sector, y de empresa a empresa. En esta relación hay tanto amenazas como oportunidades para los países, las comunidades locales y las empresas en búsqueda de desarrollo económico y protección ambiental.El desafío para todas las partes interesadas es aprovechar las oportunidades y reducir las amenazas y, al mismo tiempo, maximizar la contribución positiva neta que puede hacer el comercio al desarrollo sustentable. Para aprovechar estas oportunidades y reducir las amenazas es esencial que las partes interesadas tengan una comprensión más amplia y más clara de los vínculos entre el comercio, el medio ambiente y el desarrollo
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